La creciente presencia de sustancias sintéticas de alta peligrosidad en las calles de Cuba ha desatado una preocupación creciente entre ciudadanos, familias y autoridades. Uno de los casos más recientes y alarmantes quedó registrado en video y ha circulado masivamente en redes sociales, donde se puede observar a un joven completamente descontrolado en plena vía pública, en lo que aparenta ser una reacción severa al consumo de una droga conocida popularmente como “el químico”.
En el video, se puede ver a un hombre tendido sobre el pavimento, visiblemente alterado, con movimientos involuntarios y señales claras de pérdida de conciencia. Alrededor de él, varios testigos observan, algunos graban, mientras otros exclaman con desesperación que se necesita ayuda urgente. Pese a la escena angustiante, son pocos los que se acercan o intervienen.
Esta sustancia, que ha tomado fuerza especialmente entre jóvenes en barrios humildes, es considerada por especialistas como un cannabinoide sintético. Es fabricada en entornos clandestinos con la intención de imitar los efectos del cannabis, pero con una potencia mucho más elevada y una toxicidad que pone en riesgo directo la vida de quienes la consumen.
En Cuba, el aumento de los casos relacionados con esta droga ha sido tan significativo que ya muchos hablan de una “crisis silenciosa”. No solo por la frecuencia con la que se presentan estos episodios, sino por el impacto social que generan. Según testimonios locales, el consumo de “el químico” ha escalado en comunidades donde los jóvenes se enfrentan al desempleo, la frustración cotidiana y la falta de alternativas reales para construir un futuro.
Una de las características más preocupantes de esta droga es su composición volátil. Expertos alertan que puede contener desde pesticidas, disolventes industriales y residuos de plantas secas, hasta compuestos químicos diseñados para otros fines, como anestesia veterinaria o productos de limpieza. La mezcla resulta impredecible y peligrosa, incluso en cantidades mínimas.
Además de convulsiones y episodios psicóticos, quienes han consumido esta sustancia reportan alucinaciones intensas, comportamiento violento e incluso daños neurológicos irreversibles. Algunos casos extremos han terminado en muerte, lo que ha puesto en estado de alerta tanto a centros hospitalarios como a cuerpos policiales en varias provincias del país.
En los últimos meses, las autoridades han lanzado operativos contra puntos de distribución de este tipo de sustancias. Se han efectuado numerosas detenciones y se han iniciado procesos judiciales en los que, incluso por portar mínimas cantidades, los acusados enfrentan condenas severas que pueden alcanzar hasta 15 años de privación de libertad.
No obstante, la circulación de esta droga no parece disminuir. Su bajo costo y su accesibilidad en ciertos círculos hacen que se propague como una alternativa rápida para escapar de la realidad, especialmente entre jóvenes que sienten que no tienen otra salida.
El video que se ha hecho viral en redes no es un caso aislado. En distintas zonas del país, sobre todo en áreas urbanas como La Habana, Matanzas o Santiago, se repiten escenas similares: jóvenes desplomados en la calle, completamente fuera de sí, en lo que se ha convertido en un patrón preocupante.
Este problema va más allá de solo consumir una droga peligrosa. Es un llamado de ayuda de jóvenes que se sienten perdidos, atrapados entre la desesperación y la necesidad de escapar de la realidad. La sociedad cubana, en general, tiene que abordar esto con cuidado, ofreciendo atención médica adecuada, campañas educativas y, sobre todo, brindando opciones reales para que los jóvenes puedan soñar con un futuro mejor.
Preguntas frecuentes sobre el auge de “El Químico” en Cuba
¿Qué es exactamente «el químico» que consumen algunos jóvenes cubanos?
Se trata de una droga sintética de tipo cannabinoide que busca imitar los efectos del cannabis, pero con una potencia mucho mayor. Su elaboración se realiza de manera clandestina y suele incluir compuestos extremadamente tóxicos.
¿Por qué se ha vuelto tan común en las calles de Cuba?
Su bajo costo, fácil acceso y el deseo de muchos jóvenes de escapar de situaciones de estrés, pobreza o frustración han facilitado su expansión, especialmente en barrios con escasas oportunidades.
¿Cuáles son los efectos secundarios más graves de esta sustancia?
Además de causar convulsiones, alucinaciones, pérdida del control motor y comportamiento violento, su consumo puede provocar daño cerebral irreversible e incluso la muerte.
¿Qué acciones están tomando las autoridades para combatir este problema?
Se han intensificado los operativos policiales para desmantelar redes de distribución, se han realizado detenciones y aplicado sentencias severas, pero aún falta un enfoque más integral que incluya salud pública y prevención.
¿Cómo puede la sociedad ayudar a frenar esta crisis?
Es fundamental promover el diálogo, ofrecer acompañamiento emocional a los jóvenes, educar sobre los riesgos reales del consumo y, sobre todo, brindar alternativas reales de desarrollo y apoyo comunitario.
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