Madre cubana de 78 años suplica por noticias de su hijo en EEUU: «Hace 5 años no se nada de él”

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En un rincón humilde de Santiago de Cuba, entre las calles estrechas y el murmullo constante de quienes luchan por el día a día, vive Norma Betancourt Villalón, una madre cubana de 78 años que desde hace cinco años vive con el alma rota por la ausencia inexplicable de su hijo, Alfredo Tait Betancourt. La historia de esta madre, marcada por el dolor y la incertidumbre, refleja una realidad que atraviesa a muchas familias cubanas que han quedado separadas por el éxodo migratorio.

Norma no solo es una madre que espera; es una mujer que resiste. Desde que perdió contacto con su hijo, cada día se ha convertido en una jornada de angustia. “Hace cinco años que no sé absolutamente nada de él”, comparte con voz temblorosa. Alfredo, su único hijo, emigró de Cuba en 1983, con la ilusión de forjar un futuro diferente. Ingeniero graduado en La Habana, se estableció primero en Las Vegas, luego vivió un tiempo en Colombia, y más tarde se supo que residía en Boston. Allí fue la última vez que tuvieron noticias suyas.

Durante muchos años, Alfredo mantuvo una comunicación constante con su madre y su tía. No solo era frecuente su contacto telefónico, sino también su ayuda económica, que resultaba vital para la subsistencia de ambas en medio de las limitaciones económicas que enfrenta la mayoría de los jubilados cubanos. Sin embargo, esa conexión se rompió de forma repentina, sin ninguna señal previa, dejando un vacío que ha consumido a Norma en silencios y preguntas sin respuesta.

“Me ayudaba mucho, no solo con dinero, también con palabras. Escucharlo era mi tranquilidad”, dice Norma mientras sostiene una foto envejecida de su hijo. Ahora, su mayor deseo es saber si está vivo, si está bien, si en algún lugar del extenso territorio estadounidense él también piensa en ella.

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Foto © Captura de pantalla YouTube / UNPACU

Norma y su esposo, un hombre de 76 años, sobreviven gracias a la asistencia comunitaria que reciben en la casa del líder opositor José Daniel Ferrer en el barrio de Altamira. Allí, cada día, decenas de personas de la tercera edad se reúnen para recibir un plato de comida caliente, apoyo emocional y, en muchos casos, un poco de esperanza.

Ferrer, quien ha escuchado de primera mano el relato de Norma, decidió hacer público el caso con la intención de que llegue a más personas y alguien pueda ofrecer pistas sobre el paradero de Alfredo. “Es un llamado humano. No se trata de política ni de ideologías. Se trata de una madre que solo quiere saber si su hijo está bien”, expresó Ferrer.

Lo que vive Norma no es un caso aislado. Miles de cubanos, sobre todo ancianos, permanecen en la isla sin noticias de sus hijos que emigraron en busca de un futuro mejor. Algunos lograron establecerse, otros han perdido la comunicación por razones desconocidas, y no faltan los casos en los que tragedias no contadas han silenciado esas historias.

En la cotidianidad de estas familias pesa el silencio, la ausencia y la imposibilidad de saber si los suyos siguen vivos. El drama humano que encierra la separación por la emigración en Cuba va más allá de las cifras. Es un dolor silencioso que no aparece en los titulares, pero que consume la vida de muchas madres, padres, abuelos y hermanos.

Norma no se rinde. A pesar de su edad, de sus limitaciones físicas y de la vida dura que le ha tocado vivir, conserva intacta la esperanza de volver a escuchar la voz de su hijo. Todos los días mira su teléfono esperando una llamada que no llega. “Solo quiero saber que está bien. No pido más”, repite.

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El llamado de esta madre no es solo por su hijo, es por todos los que han quedado olvidados entre las fronteras y el tiempo. Que su voz sirva como eco de tantas otras historias que, por desgracia, aún permanecen en silencio.

Preguntas frecuentes sobre la historia de Norma Betancourt y la desaparición de su hijo

¿Quién es Norma Betancourt y por qué su historia es noticia?
Norma es una madre cubana de 78 años que lleva cinco años sin tener noticias de su hijo Alfredo, residente en EE.UU. Su caso se ha vuelto emblemático por el drama humano que representa y por ser una realidad común en muchas familias cubanas separadas por la emigración.

¿Cuándo y por qué emigró Alfredo Tait Betancourt?
Alfredo emigró en 1983 buscando mejores oportunidades. Es ingeniero y residió en varias ciudades, como Las Vegas, luego en Colombia, y finalmente en Boston, lugar donde se perdió su rastro.

¿Qué acciones se están tomando para ubicar a Alfredo?
El líder opositor José Daniel Ferrer hizo un llamado público para que, cualquier persona con información sobre Alfredo, se comunique o comparta el caso en redes sociales y medios.

¿Cuál es la situación actual de Norma y su esposo?
Viven en condiciones humildes en Santiago de Cuba. A diario reciben asistencia alimentaria y emocional en la casa comunitaria de José Daniel Ferrer, donde se ayuda a ancianos en situación vulnerable.

¿Por qué este caso refleja un problema mayor en Cuba?
Porque representa a miles de familias cubanas que han quedado fracturadas por la emigración. Muchos ancianos viven solos, desamparados, y sin contacto con sus seres queridos desde hace años.

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