Profesora jubilada muere tras ser atacada en su hogar por un agresor aparentemente bajo los efectos del alcohol y otras sustancias

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La tranquilidad habitual del barrio de La Ceiba, en La Habana, se quebró con la trágica noticia del fallecimiento de Fredesvinda Zaida Pérez Poey, una profesora jubilada de 86 años que perdió la vida luego de ser víctima de una violenta agresión dentro de su propio hogar. El hecho, que ha estremecido a vecinos y familiares, no solo expone la crudeza de la violencia en la comunidad, sino que también desata un intenso debate sobre la respuesta de las autoridades ante este tipo de sucesos.

Según relataron varios residentes, un hombre identificado como Jesús Raúl Navia Rufín irrumpió en la casa de la anciana en un estado de alteración, aparentemente bajo los efectos del alcohol y otras sustancias. Durante el ataque, el individuo destrozó parte del mobiliario y golpeó a la profesora con tal brutalidad que le provocó una contusión cerebral bilateral, dejándola en estado crítico.

Una batalla por sobrevivir

Tras la agresión, la víctima fue trasladada de urgencia al Hospital Calixto García, donde permaneció ingresada durante varios días. Su cuadro clínico se complicó con una neumonía por aspiración y la formación de un coágulo, lo que obligó a los médicos a realizarle una intervención quirúrgica. A pesar de los esfuerzos del personal sanitario, la profesora no logró recuperarse y falleció posteriormente, dejando un profundo vacío en quienes la conocían.

Dudas sobre la atención médica y la investigación

El dolor de la familia y vecinos no solo se centra en la pérdida, sino también en las condiciones en las que se manejó el caso. Allegados denuncian que la anciana no recibió la atención adecuada durante su estancia en terapia intermedia. A esto se suma la molestia por lo que describen como falta de interés de los instructores de criminalística en dar seguimiento riguroso al hecho, algo que incrementa la desconfianza en el proceso investigativo.

El agresor bajo custodia psiquiátrica

Otro punto que ha generado gran preocupación es la situación legal del presunto agresor. Aunque confesó los hechos, actualmente se encuentra ingresado en el Hospital Psiquiátrico de La Habana (Mazorra), luego de que sus familiares presentaran documentación médica que lo señala como una persona con trastornos mentales. Este detalle ha encendido la alarma entre los vecinos, quienes temen que se utilice como estrategia para evadir la responsabilidad penal y que finalmente el crimen quede impune.

Un barrio marcado por la violencia creciente

El caso no solo representa el dolor de una familia, sino también la sensación de inseguridad que se ha extendido en La Ceiba. Residentes denuncian que los episodios de violencia se han multiplicado en los últimos meses, vinculados a conflictos domésticos, robos y al aumento del consumo de alcohol y drogas. La muerte de la profesora jubilada ha sido el detonante de un llamado colectivo a las autoridades para que adopten medidas más firmes y garanticen la seguridad ciudadana.

Los allegados a Fredesvinda Zaida Pérez Poey insisten en que su muerte no debe quedar sin justicia y exigen que este crimen no se sume a la lista de hechos violentos sin respuesta. La noticia, inicialmente divulgada por la página La Tijera en Facebook, ha desatado un fuerte debate público que refleja el malestar y la necesidad de soluciones reales frente a la violencia en las comunidades habaneras.

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Preguntas frecuentes sobre el caso en La Ceiba

¿Quién era la profesora jubilada víctima del ataque?
Fredesvinda Zaida Pérez Poey, de 86 años, era una reconocida profesora jubilada en La Ceiba, recordada por su trayectoria y respeto en la comunidad.

¿Qué se sabe del agresor?
El hombre señalado como responsable es Jesús Raúl Navia Rufín, quien ingresó a la vivienda de la víctima bajo los efectos de alcohol y drogas. Actualmente está internado en Mazorra tras alegarse que padece trastornos mentales.

¿Cómo reaccionaron los vecinos del barrio?
La comunidad se encuentra conmocionada y ha denunciado un aumento de la violencia en la zona, exigiendo mayor protección y acciones concretas de las autoridades.

¿Por qué hay dudas sobre la investigación?
Familiares y allegados señalan irregularidades en la atención hospitalaria y critican la falta de seguimiento por parte de la criminalística, lo que genera sospechas de impunidad.

¿Qué exigen los familiares de la víctima?
Piden que se haga justicia, que el agresor asuma la responsabilidad de sus actos y que el crimen no quede en el olvido.

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