A pocos días de que el país entero quedara conmocionado por la trágica muerte del pequeño Roberto Carlos Suárez Machado, de tan solo 2 años, un nuevo y desgarrador caso de presunto maltrato infantil ha sacudido las redes sociales y reavivado la indignación colectiva en Cuba. Esta vez, el horror se traslada hasta la provincia de Holguín, donde se denuncia que un niño de aproximadamente seis años estaría siendo víctima de continuas agresiones por parte de su propia madre y su padrastro.
El menor, identificado como Marlon de Jesús Cruz Espinosa, habría sido brutalmente golpeado en reiteradas ocasiones por su madre, Maylin Espinosa Gálvez, y su pareja actual, Hamilton Martínez. La grave situación fue expuesta públicamente por medio de una denuncia ciudadana canalizada por el activista Guillermo Rodríguez Sánchez, quien desde hace años alerta sobre estos casos silenciados por la burocracia y la inacción estatal.

De acuerdo con testimonios de vecinos y familiares, la violencia no es reciente. Ya en 2017, el niño mostraba signos de maltrato físico, presuntamente infligido por los mismos agresores. Un relato impactante detalla un incidente el 14 de febrero pasado: durante una discusión entre la madre y el padrastro, Marlon sufrió una herida de machete en un brazo y un golpe que le causó la pérdida de varias piezas dentales. A pesar de la violencia del acto, el padrastro está libre bajo fianza, situación que ha generado inquietud entre las personas familiarizadas con el caso.
La abuela materna del menor ha intentado durante años obtener la custodia del niño, presentando múltiples denuncias ante las autoridades, incluyendo la Fiscalía y la Policía Nacional. No obstante, sus esfuerzos han sido en vano. La falta de una respuesta efectiva ha obligado a la pareja agresora a mudarse de su antigua residencia en Cuatro Caminos, municipio Rafael Freyre, al barrio Antilla, debido a la presión vecinal y el repudio social que sus acciones han generado.

Indignación en las redes sociales
Activistas y ciudadanos expresan su indignación ante la persistencia de la exposición a la violencia que sufre un menor, pese a las claras señales de alerta. El caso de Marlon no es único; refleja un sistema con fallas en la protección de menores vulnerables. La inacción de las autoridades agrava el riesgo a su integridad física y emocional.
Este nuevo caso no solo causa rabia, también exige una revisión profunda del marco legal y de los mecanismos institucionales encargados de velar por la infancia en Cuba. La sociedad demanda justicia, pero más aún, clama por un sistema que realmente garantice la seguridad y el bienestar de sus niños, antes de que otra tragedia irremediable vuelva a estremecer al país.
Preguntas frecuentes sobre el caso de abuso infantil en Holguín
¿Cuál es la situación actual del menor Marlon de Jesús Cruz Espinosa?
El niño continúa bajo el cuidado de su madre y padrastro, a pesar de las graves denuncias por maltrato físico. Familiares temen por su seguridad, y las autoridades aún no han tomado medidas de protección efectivas.
¿Qué acciones han tomado las autoridades?
Aunque la Fiscalía tiene conocimiento del caso, hasta ahora no se han aplicado medidas contundentes. El padrastro se encuentra en libertad bajo fianza, y no se ha otorgado la custodia a la abuela, quien ha hecho varias denuncias.
¿Desde cuándo se conoce este caso de maltrato?
Hay registros de denuncias desde al menos 2017. En ese momento ya se reportaban señales visibles de abuso físico en el menor. Sin embargo, la situación ha escalado sin una respuesta real de las instituciones.
¿Por qué no ha sido retirada la custodia a los presuntos agresores?
El proceso legal para retirar la custodia en Cuba suele ser complejo y lento. A pesar de los múltiples informes y denuncias, el sistema no ha garantizado todavía un entorno seguro para el menor.
¿Qué puede hacer la ciudadanía ante casos similares?
Es fundamental denunciar cualquier sospecha de abuso infantil ante las autoridades competentes y apoyar a los familiares que buscan justicia. Además, el apoyo de la comunidad y de organizaciones civiles puede presionar a las instituciones para que actúen con celeridad.