En un ambiente lleno de simbolismo, Donald Trump y Vladimir Putin se reunieron el viernes 15 de agosto de 2025 en la base militar Joint Base Elmendorf-Richardson, en Anchorage, Alaska. Este encuentro diplomático, sin precedentes tras la invasión rusa a Ucrania, marcó la primera visita de Putin a suelo estadounidense desde 2015, y el primer encuentro bilateral en territorio norteamericano en muchos años.
La llegada de ambos mandatarios se caracterizó por una muestra de poderío militar: una alfombra roja, aviones F-22 en formación y una exhibición aérea de cazas junto a un bombardero B-2. Después, Trump invitó a Putin a usar su limusina blindada, un gesto de confianza particular dado su rol como adversario político.
Aunque al principio se planeó una conversación individual, al final se cambió el formato. Por EE.UU. participaron el secretario de Estado, Marco Rubio, y el enviado especial, Steve Witkoff. Por Rusia, estuvieron el ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, y el asesor Yuri Ushakov.
En paralelo, trascendió que Putin podría proponer incentivos económicos y comerciales como uno de los ejes de negociación, buscando captar la atención de Washington y abrir una puerta a futuras conversaciones sobre seguridad y comercio bilateral.
Después de cerca de tres horas de conversación, ambos líderes ofrecieron declaraciones breves. Trump calificó el encuentro como “extremadamente productivo” aunque aclaró que “no hay acuerdo hasta que haya acuerdo” y anunció que consultaría a Volodímir Zelenski y a los aliados europeos antes de dar cualquier paso. Putin, por su parte, habló de entendimiento y subrayó un ambiente “respetuoso y constructivo”.
Sin embargo, la reunión concluyó sin compromiso firme. No se firmó un alto el fuego ni se avanzó en detalles concretos sobre seguridad, control de armas o cuestiones territoriales. Los posibles incentivos fueron mencionados, pero sin definiciones claras.
Desde Kiev, el presidente Zelenski expresó su descontento con la cumbre, señalando que los ataques en Ucrania persistieron durante las negociaciones y lamentando la exclusión de su país. En Europa, varios líderes manifestaron inquietud ante la posibilidad de que se extiendan beneficios a Moscú sin la debida participación ucraniana.
La cumbre de Alaska sirvió como un alto político lleno de simbolismo que abrió la puerta a futuros contactos, pero se marchó sin resoluciones concretas que pongan fin al conflicto o garanticen la paz.
¿Dónde y cuándo se llevó a cabo la cumbre?
La reunión tuvo lugar el 15 de agosto de 2025, en la base militar Joint Base Elmendorf-Richardson, en Anchorage, Alaska.
¿Quiénes acompañaron a Trump y a Putin en la cita?
Trump estuvo acompañado por Marco Rubio y Steve Witkoff; Putin por Serguéi Lavrov y Yuri Ushakov.
¿Se logró algún avance en torno a Ucrania?
No se concretó ningún acuerdo. Hubo intercambios diplomáticos, pero ni alto el fuego ni compromisos territoriales se definieron en esta ocasión.
¿Se ofrecieron incentivos a Moscú durante la agenda?
Se mencionó la posibilidad de incentivos económicos o comerciales como propuesta para acercar posturas, aunque sin detalles concretos.
¿Cómo reaccionaron Ucrania y Europa ante la cumbre?
Zelenski criticó la reunión por continuar los ataques durante las negociaciones y por no incluir a Ucrania. Europa mostró recelo ante la posibilidad de beneficios para Moscú sin la participación de Kiev.
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